Cautivo, el vino que empujó nuevos límites
Después de algunos éxitos (Paradoja, Enigma, Travesía, Bruma) y algunos fracasos también (que nos han hecho aprender y mejorar), Abel quiso crear un vino aún mejor para que sea una especie de vino paraguas y que se identifique a Bodega Dos Hemisferios con vinos de altísima calidad. Seis meses después de la idea, mi papá le preguntó: “Abel, y cómo va el vino Cautivo?”, a lo que Abel le respondió: “Cuál es el vino Cautivo?”. Antes de tener el vino, ya se había definido que ese iba a ser el nombre en honor al viñedo; un lugar maravilloso, lleno de paz, que nos ha cautivado siempre. Mi papá le contestó: “El nuevo vino de altísima calidad que me mencionaste”. Abel me cuenta que se rio porque ya se tenía el nombre y ¡él todavía no tenía el vino!
En la experimentación llegan siempre mejoras, y entonces comenzó a hacer procesos especiales, como el “sangrado” del mosto para obtener mayor concentración; pero lo único que logró hacer con eso fue mejorar el Paradoja. Después separó los “prensa” de los Cabernet Sauvignon y del Merlot (el Cabernet que se usa en Paradoja y Merlot que se usa en Travesía), pero también con eso logró mejoras en Paradoja y en Travesía. Todavía no había encontrado a “Cautivo”.
Después de dos cosechas más, se le vino a la cabeza “¿y qué tal si hacemos un proceso especial como hacen con el Amarone en Italia?”. Hay algunos vinos, como el Amarone, que tienen procesos post cosecha para concentrar todo lo que la uva le da al vino (color, taninos y aromas); este proceso se llama “apasamiento” en algunos lugares, porque pierde volumen y por eso se vuelve como una “pasa” aunque solo pierde 30% del líquido; se hace al aire libre y en el caso del Amarone la uva se deja durante 3 meses a la intemperie para que el objetivo se cumpla sin que la uva llegue a pudrirse. En el caso de Ecuador (al menos en donde está nuestro viñedo), el calor y la humedad hacen imposible llevar un proceso igual, y es por eso que Abel decidió experimentar de nuevo (esta característica de Abel a mí me encanta, siempre empujando hacia adelante).
La intención era conservar la uva a cierta temperatura para mantenerla “viva” y que no se pudra, y se le ocurrió utilizar el cuarto frío (donde se ponen las uvas después de cosecha por 24 horas, para bajar la temperatura antes del proceso de vinificación) y mantener la humedad del cuarto en 50% y la temperatura entre 5 y 10 grados. Pensó que este mecanismo podría conseguir las mismas condiciones que las que se consiguen para el Amarone. Después de 40 días, en donde se veía si es que el progreso de la uva realmente se daba (que se vuelva como “pasa”), Abel pensó haber “dado en el clavo”, pero claro, no se puede cantar victoria si no hasta después de terminar todo el proceso.
Después del proceso de vinificación, tuvieron que pasar 24 meses en Barrica, y otros 12 meses más en botella antes de salir al mercado. ¡El resultado fue realmente cautivante! El vino encantó a todos los que lo probaron, y así pudimos hacerle honor a su nombre y cumplir este inmenso reto. Para poder crearlo, se necesita básicamente una condición: que la calidad de la uva sea tan buena para que pueda pasar por el “apasamiento” y de ahí convertirse en ese producto especial que cautiva. Esto hace que nunca sea, necesariamente, una cepa fija. El Cautivo 2011 fue Malbec, El Cautivo 2015 fue Cabernet Sauvignon, y el actual Cautivo 2016 es Cabernet Sauvignon-Merlot. El Cautivo 2017 (que saldrá a la venta recién en aproximadamente un año) será un blend de Cabernet Sauvignon-Malbec-Merlot.
Con 2 medallas en Londres (una del International Wine Challenge y otra de Decanter), Cautivo también logró hacer Posible lo Imposible, y nos empuja a seguir mejorando constantemente.
Los invito a probar Cautivo y sientan, como nosotros en Bodega Dos Hemisferios, ese propósito de ¡hacer Posible sus Imposibles! Cautivo, el protagonista de esta historia, tendrá hasta el Miércoles 30 de Septiembre un 10% de descuento por la compra directa del pack con el código “cautivo10”.
Bodega Dos Hemisferios